Calendarios de adviento diferentes: Hay vida más allá del chocolate

Diciembre no tiene por qué ser solo un mes de regalos y consumismo. Los calendarios de adviento distintos —como los de Grapat, Moulin Roty o Vilac— nos recuerdan que cada día puede convertirse en un pequeño espacio de juego, descubrimiento y conexión familiar. No se trata de llenar a los niños de objetos, sino de ofrecerles momentos y experiencias que desarrollen su creatividad, curiosidad y autonomía. Incluso aún mejor, recuerdos en familia.

Cada sorpresa, un momento de juego libre

 Abrir una casilla diaria puede convertirse en un ritual de exploración y creatividad. Las piezas de madera, mini figuras o actividades sensoriales permiten que el niño invente, manipule y transforme el objeto según su propia imaginación. Este tipo de juego favorece el pensamiento flexible, la concentración y la autoestima, porque el niño decide cómo usar cada sorpresa. Incluso un mensaje reconociendo sus talentos y logros o un poema, será una sorpresa que le hará conectarse consigo mismo y con su familia... 

Un tiempo para conectar en familia

En Kamchatka privilegiamos los calendarios que trascienden la acumulación de cosas. Elegimos fabricantes con propuestas de calendarios que invitan a crear rituales compartidos, donde los adultos no son sólo los que ofrendan el regalo, sino que participan activamente como compañeros de juego. Leer una historia o crearla con las historias que encontrarás en el Calendario de Adviento de Moulin Roty, construir juntos o improvisar juegos con las piezas del Calendario de Adviento Vilac o Little Dutch fortalecen el vínculo afectivo y la comunicación, fomentando un clima de respeto y disfrute mutuo.

Materiales que inspiran

Sin duda en este aspecto Grapat se lleva el oro. El mimo y la dedicación que transmite su Calendario de Adviento es único. Una edición limitada cuidadosamente trabajada durante muchos meses y que cada año nos ofrece un resultado diferente e inspìrador, con colaboraciones únicas y proyectos entrañables, se lleva la palma. No en vano es el preferido de nuestros peques y sus familias.

La madera, los textiles, la propuesta de hacer hogar juntos y los diseños cuidados de su calendario, estimulan la sensibilidad estética y el aprendizaje sensorial. Al elegir materiales sostenibles y seguros, ofrecemos a los niños experiencias que enriquecen su mundo perceptivo y emocional, sin recurrir a la sobreestimulación de los típicos calendarios comerciales.

Ideas para aprovechar cada sorpresa

Pero también los tenemos perpetuos, Calendarios que te ofrecen cajones diseñados para que seas tú quien decide qué ofrecer cada día a tu peque: un plan juntos, su comida favorita, un amuleto hecho por tí para él/ella, un poema o una frase estimulante. Cualquier cosa es una sorpresa si va impregnada del genuino afecto a los demás. Cada día, cada cajita, un regalo amoroso que le diga a tu familia cuán especial es para ti.

Nuestros calendarios son propuestas de juego, y sus piezas permiten el enriquecimiento del juego libre, ofrecen recursos para que tus peques puedan:

• Transformar las figuras en historias improvisadas o teatrillos.
• Combinar varias piezas para inventar juegos nuevos.
• Integrarlas en actividades creativas de dibujo o construcción.
• Experimentar con texturas y colores en momentos sensoriales guiados o libres.

Un calendario de adviento diferente, como  los que te proponemos en Kamchatka Magic Toys, va más allá de un juguete: es una invitación a vivir diciembre como un tiempo de juego, creatividad y conexión profunda en familia. Como psicóloga y especialista en juego, creo que estas pequeñas experiencias diarias pueden marcar la diferencia en la forma en que los niños disfrutan y se relacionan con su entorno, construyendo recuerdos que durarán mucho más allá de la Navidad y que les acompañarán de por vida.

Como decía la actriz Joan Winmill Brown, procuremos que "Cuando llegue el día de Navidad, sintamos el mismo calor que sentíamos cuando éramos niños, el mismo calor que envuelve nuestro corazón y nuestro hogar".

Hasta la próxima, familias!