Menos catálogos, más infancia: ¿Cómo elegir juguetes sin prisas?
Jugando aprendo
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Cómo elegir juguetes sin el ruido del consumo
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La escena se repite cada otoño…
El buzón se llena de catálogos enormes, con páginas y páginas de colores chillones, muñecos con luces, coches que hacen ruido y ofertas que prometen “la felicidad” envuelta en papel brillante.
Los niños hojean esas páginas con entusiasmo, tachan, rodean, subrayan. A veces marcan diez, quince, veinte cosas. Los padres respiramos hondo y pensamos: ¿de verdad necesitamos tanto?
Lo que empieza como un juego de elegir puede convertirse en una fuente de ansiedad y sobreestimulación. Una carrera para seguir el ritmo de lo que otros niños “ya pidieron”, de lo que en la tele se anuncia cada tarde, de lo que parece imprescindible pero… ¿lo es?
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El ruido del consumo… frente al silencio del juego
La infancia no necesita ruidos ni montañas de opciones. Necesita calma. Necesita tiempo. Necesita espacios donde elegir no sea un ejercicio de saturación, sino de descubrimiento.
Los catálogos enormes cumplen su función, sí: ayudan a soñar, a visualizar, a imaginar lo que podría ser un regalo. Pero también pueden confundir, abrumar y hacernos olvidar lo esencial: no se trata de tener más, sino de jugar mejor e incluso más importante, poder preguntarse y respondere ¿Qué desean de verdad? ¿Qué les haría ilusión?
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¿Qué necesitan de verdad los niños?
Para responder a esta pregunta, es necesario que también nos cuestionemos, como padres, algunas cosas en relación al mundo del juego. En primer lugar, porque probablemente nuestra claridad se convierta en un faro para ellos.
Los niños necesitan poder jugar, está claro, y para eso, los juguetes son un instrumento necesario. ¿Son todos los juguetes igual de idóneos para el fin lúdico? pues allí caben un montón de matices, porque los juguetes, materiales y recursos que ofrezcamos deben servir para empoderarles, ofrecerles el espacio y tiempo para construir sus propias narrativas, imaginar y crear. Los niños y niñas no son espectadores ¡deben ser los verdaderos artífices de su juego!
Es por eso que las respuestas a qué necesitan los niños podrían sintetizarse así:- Juguetes que no hagan todo por ellos, sino que los inviten a crear.
- Materiales que respeten sus sentidos, que sean agradables al tacto, a la vista, al oído.
- Objetos bellos, con alma, que despierten historias, que se transmitan de mano en mano, que duren más que una temporada de anuncios en la tele.
Los niños no necesitan catálogos interminables. Necesitan acompañamiento, escucha y presencia.
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La alternativa: elegir desde la calma
Imagina en lugar de 300 páginas llenas de luces y gritos, entrar en un espacio donde el tiempo parece detenerse. Una tienda donde cada objeto está elegido con cuidado, donde no hay prisa, donde las familias pueden explorar juntas y escuchar qué despierta realmente la curiosidad del niño. Donde puedan preguntar por lo que ven y tocarlo...
Visitar una juguetería con alma no es solo comprar un juguete. Es proteger a los niños del bombardeo publicitario y devolverles la posibilidad de elegir desde la calma, el asombro y la ternura.
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Mientras menos ruido, más magia
Los folletos, los anuncios, los catálogos gigantes seguirán estando ahí. Pero siempre podemos decidir cómo queremos vivir la experiencia de regalar:
- con prisa o con calma,
- con exceso o con sencillez,
- con objetos que se olvidan o con mundos que se atesoran.
En Kamchatka creemos en lo segundo. Creemos que elegir un regalo es también cuidar la infancia.
Muy pronto compartiremos nuestra forma de hacerlo: un camino sin gritos ni páginas infinitas, donde cada propuesta tiene un porqué, un alma y un lugar en el corazón de los niños.
Porque al final, no se trata de elegir entre cientos. Se trata de encontrar lo que de verdad importa...
Aquí, jugar importa.