Hecho por la naturaleza
Jugando aprendo
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La belleza del tiempo
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La cultura oriental tiene muchas cosas fascinantes: Su manera de entender la honorabilidad, su mirada sobre el error como vía al autoconocimiento y su invitación a ser mejores o el valor de lo efímero como instante irrepetible y milagroso. Junto a estas visiones existe una que siempre me ha parecido profundamente hermosa, poética les diría y muy poco entendida en las culturas occidentales: es el "wabi sabi". (Ojo: No confundir con el picante verdoso que ponen en el japonés de la esquina ;-) )
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El wabi sabi hace alusión a una forma taoísta de entender la belleza y pivota sobre tres vertientes esenciales: la conciencia de las fuerzas naturales que participan en la creación artesana, la aceptación del poder de la naturaleza y en ambas, la convicción de que no estamos separados de nuestro entorno.
Somos parte de la naturaleza. Wabi podría traducirse como "la elegante belleza de la humilde simplicidad" y sabi como "el paso del tiempo y su subsiguiente deterioro"; wabi sabi es una expresión que emplean cuando pueden apreciarse las irregularidades en una pieza: nudos, asimetrías, cambios de coloración. Forman parte de nuestra conexión con la naturaleza y son la demostración inequívoca de que somos únicos. Lo desigual es en realidad un regalo, una construcción de la naturaleza y en esencia, las marcas inexorables del tiempo. -
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Estos "desperfectos" nos señalan el desgaste feliz de haber vivido, haber transitado y habernos dejado marcar por la huella del ciclo vital. Sí, nos lleva a pensar en la transitoriedad, en la impermanencia, y también en la hermosa tentación de reconocernos vividos y tocados por esa conexión. Cada rotura, cada nudo imperfecto, cada quiebre de la madera es el resultado del acontecer poderoso de la naturaleza que lo ha esculpido y convertido en único e irrepetible.
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Cuando en un juguete nos encontremos la desigualdad de un nudo en la pieza de madera de la cual proviene o los cambios de tonalidad por las vetas o tengamos la suerte de toparnos con "defectos" en una pieza de alfarería o en una muñeca de lana o algodón tejida a mano, celebrémoslo pues como un regalo de la tierra en tales imperfecciones la naturaleza nos ha obsequiado su fluir y la belleza simple y única de su singularidad.
Hasta la próxima -